Talált 197 Eredmények: doce espías
Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: «Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto». (Lucas 9, 12)
Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas. (Lucas 9, 17)
Después, Jesús llevó aparte a los Doce y les dijo: «Ahora subimos a Jerusalén, donde se cumplirá todo lo que anunciaron los profetas sobre el Hijo del hombre. (Lucas 18, 31)
Ellos comenzaron a acecharlo y le enviaron espías, que fingían ser hombres de bien, para lograr sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones, y entregarlo al poder y a la autoridad del gobernador. (Lucas 20, 20)
Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era uno de los Doce. (Lucas 22, 3)
Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. (Lucas 22, 30)
Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo. (Lucas 22, 47)
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. (Juan 6, 13)
Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?». (Juan 6, 67)
Jesús continuó: «¿No soy yo, acaso, el que los eligió a ustedes, los Doce? Sin embargo, uno de ustedes es un demonio». (Juan 6, 70)
Jesús hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, que era uno de los Doce, el que lo iba a entregar. (Juan 6, 71)
Jesús les respondió: «¿Acaso no son doce las horas del día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; (Juan 11, 9)