Talált 906 Eredmények: ojo

  • cueros de carnero teñidos de rojo, pieles finas y madera de acacia; (Exodo 35, 7)

  • Lo mismo hicieron los que poseían púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino, pelo de cabra, cueros de carnero teñidos de rojo y pieles finas. (Exodo 35, 23)

  • Después hicieron para la carpa una cobertura de cueros de carnero teñidos de rojo, y otra cobertura de pieles finas para ponerla encima. (Exodo 36, 19)

  • Lo guarnecieron de piedras preciosas dispuestas en cuatro hileras: en la primera había un jaspe rojo, un topacio y una esmeralda; (Exodo 39, 10)

  • la cobertura de cueros de carnero teñidos de rojo, la cobertura de pieles finas y el velo protector; (Exodo 39, 34)

  • y Moisés la inmoló. Entonces tomó la sangre y mojó con el dedo cada uno de los cuernos del altar, para purificarlo. Luego derramó la sangre sobre la base del altar. Así lo consagró, realizando sobre él el rito de expiación. (Levítico 8, 15)

  • y Moisés la inmoló. Después tomó un poco de sangre y mojó con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho. (Levítico 8, 23)

  • Luego mandó que se acercaran los hijos de Aarón, les mojó con un poco de sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y roció con la sangre todos los costados del altar. (Levítico 8, 24)

  • Y si el pueblo del país cierra sus ojos ante ese hombre, cuando él entrega un descendiente suyo a Moloc, y no lo mata, (Levítico 20, 4)

  • que sea jorobado o raquítico; que tenga una mancha en los ojos; que esté enfermo de sarna o de tiña, o que esté castrado. (Levítico 21, 20)

  • fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la misma lesión que él haya causado al otro. (Levítico 24, 20)

  • De todas maneras, tu hermano estará al servicio del comprador año tras año, como si fuera un asalariado; y no permitas que él lo trate despóticamente ante tus mismos ojos. (Levítico 25, 53)


“Desapegue-se daquilo que não é de Deus e não leva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina