Talált 419 Eredmények: poder militar

  • con la palabra de verdad, con el poder de Dios; usando las armas ofensivas y defensivas de la justicia; (II Corintios 6, 7)

  • Por eso me alegro de poder confiar plenamente en ustedes. (II Corintios 7, 16)

  • Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras. (II Corintios 9, 8)

  • Yo he despojado a otras Iglesias, aceptando su ayuda, para poder servirlos a ustedes. (II Corintios 11, 8)

  • pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad». Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. (II Corintios 12, 9)

  • Esta será la prueba que ustedes buscan de que es Cristo el que habla por medio de mí: él no se muestra débil con ustedes, sino que ejerce su poder en ustedes. (II Corintios 13, 3)

  • Es cierto que él fue crucificado en razón de su debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también, nosotros participamos de su debilidad, pero viviremos con él por la fuerza de Dios, para actuar entre ustedes. (II Corintios 13, 4)

  • Porque no tenemos ningún poder contra la verdad, sino a favor de ella. (II Corintios 13, 8)

  • De ahí el tono de esta carta que les escribo durante mi ausencia, para que cuando llegue no me vea obligado a ser severo, usando del poder que el Señor me ha dado para edificar y no para destruir. (II Corintios 13, 10)

  • y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder (Efesios 1, 19)

  • elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. (Efesios 1, 21)

  • De este Evangelio, yo fui constituido ministro por el don de la gracia que recibí de Dios, en virtud de la eficacia de su poder. (Efesios 3, 7)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina