Talált 345 Eredmények: prueba de las aguas amargas

  • Tú que habitas junto a las aguas caudalosas y eres rica en tesoros: ha llegado tu fin, el término de tus ganancias. (Jeremías 51, 13)

  • Cuando él truena, retumban las aguas en el cielo, hace subir las nubes desde el horizonte, desata la lluvia con los relámpagos, hace salir el viento de sus depósitos. (Jeremías 51, 16)

  • Porque el Señor devasta a Babilonia y hace cesar su gran estrépito; sus olas braman como las aguas caudalosas y resuena el estruendo de su voz. (Jeremías 51, 55)

  • Las aguas corrieron sobre mi cabeza, y yo exclamé: "¡Estoy perdido!". (Lamentaciones 3, 54)

  • De manera que vale más ser un rey que da prueba de su valentía, o un objeto útil en una casa, del que se sirve su dueño, que ser estos falsos dioses. O vale más ser la puerta de una casa, que asegura lo que hay en ella, o una columna de madera en un palacio real, que ser estos falsos dioses. (Baruc 6, 58)

  • Yo oí el ruido de sus alas cuando ellos avanzaban: era como el ruido de aguas torrenciales, como la voz del Todopoderoso, como el estruendo de una multitud o de un ejército acampado. Al detenerse, replegaban sus alas. (Ezequiel 1, 24)

  • Tomó además una semilla del país y la sembró en un campo de cultivo: la plantó como un sauce junto a abundantes aguas. (Ezequiel 17, 5)

  • Ella estaba plantada en un campo fértil, junto a abundantes aguas, para dar sarmientos y producir frutos, para convertirse en una espléndida vid. (Ezequiel 17, 8)

  • Tu madre se parecía a una vid, plantada al borde de las aguas: desbordada de frutos y de hojas, porque el agua era abundante. (Ezequiel 19, 10)

  • porque es el momento de la prueba... -oráculo del Señor-. (Ezequiel 21, 18)

  • Porque así habla el Señor: Cuando yo haga de ti una ciudad en ruinas, como las ciudades donde nadie habita; cuando haga subir contra ti el océano y te cubran las aguas caudalosas, (Ezequiel 26, 19)

  • Tus remeros te llevaron por las aguas profundas. Pero el viento del este te destrozó en el corazón de los mares. (Ezequiel 27, 26)


“Quem te agita e te atormenta é o demônio.Quem te consola é Deus”! São Padre Pio de Pietrelcina