Talált 329 Eredmények: Carne

  • Porque, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; sólo que no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros. (Gálatas 5, 13)

  • Por mi parte os digo: Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. (Gálatas 5, 16)

  • Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. (Gálatas 5, 17)

  • Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, (Gálatas 5, 19)

  • Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. (Gálatas 5, 24)

  • el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. (Gálatas 6, 8)

  • Pues ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley; sólo desean veros circuncidados para gloriarse en vuestra carne. (Gálatas 6, 13)

  • entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera... (Efesios 2, 3)

  • Así que, recordad cómo en otro tiempo vosotros, los gentiles según la carne, llamados incircuncisos por la que se llama circuncisión - por una operación practicada en la carne -, (Efesios 2, 11)

  • anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, (Efesios 2, 15)

  • Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, (Efesios 5, 29)

  • Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. (Efesios 5, 31)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina