Talált 429 Eredmények: Libro de Josué

  • Entonces Josué construyó un altar a Yahveh, Dios de Israel, en el monte Ebal, (Josué 8, 30)

  • como había mandado Moisés, siervo de Yahveh, a los israelitas, según está escrito en el libro de la Ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, a las que no haya tocado el hierro. Ofrecieron sobre él holocaustos a Yahveh e inmolaron sacrificios de comunión. (Josué 8, 31)

  • Josué escribió allí mismo, sobre las piedras, una copia de la Ley que Moisés había escrito delante de los israelitas. (Josué 8, 32)

  • Luego, Josué leyó todas las palabras de la Ley - la bendición y la maldición - a tenor de cuanto está escrito en el libro de la Ley. (Josué 8, 34)

  • No hubo ni una palabra de cuanto Moisés había mandado que no la leyera Josué en presencia de toda la asamblea de Israel, incluidas las mujeres, los niños y los forasteros que vivían en medio de ellos. (Josué 8, 35)

  • se aliaron para combatir como un solo hombre contra Josué e Israel. (Josué 9, 2)

  • Pero los habitantes de Gabaón se enteraron de lo que había hecho Josué con Jericó y Ay, (Josué 9, 3)

  • Fueron donde Josué, al campamento de Guilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: «Venimos de un país lejano: haced, pues, alianza con nosotros. (Josué 9, 6)

  • Respondieron a Josué: «Somos tus siervos.» Josué les dijo: «¿Quiénes sois vosotros y de dónde venís?» (Josué 9, 8)

  • Josué hizo las paces con ellos, hizo con ellos pacto de conservarles la vida, y los principales de la comunidad se lo juraron. (Josué 9, 15)

  • Josué los llamó y les dijo: «¿Por qué nos habéis engañado diciendo: «Vivimos muy lejos de vosotros», siendo así que habitáis en medio de nosotros? (Josué 9, 22)

  • Le respondieron a Josué: «Es que tus siervos estaban bien enterados de la orden que había dado Yahveh tu Dios a Moisés su siervo, de entregaros todo este país y exterminar delante de vosotros a todos sus habitantes. Temimos mucho por nuestras vidas a vuestra llegada y por eso hemos hecho esto. (Josué 9, 24)


“Combata vigorosamente, se está interessado em obter o prêmio destinado às almas fortes.” São Padre Pio de Pietrelcina