Talált 547 Eredmények: gran aflicción

  • «Mañana, a esta misma hora, te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín, le ungirás como jefe de mi pueblo Israel y él librará a mi pueblo de la mano de los filisteos, porque he visto la aflicción de mi pueblo y su clamor ha llegado hasta mí.» (I Samuel 9, 16)

  • Una vez más, quedaos para ver este gran prodigio que Yahveh realiza a vuestros ojos. (I Samuel 12, 16)

  • ¿No es ahora la cosecha del trigo? Pues bien, voy a invocar a Yahveh para que haga tronar y llover. Reconoced y ved el gran mal que habéis hecho a los ojos de Yahveh, a pedir un rey para vosotros.» (I Samuel 12, 17)

  • Pues Yahveh no rechazará a su pueblo por el honor de su gran nombre, porque Yahveh se ha dignado hacer de vosotros su pueblo. (I Samuel 12, 22)

  • Los hombres de Israel estaban en gran apuro aquel día y Saúl pronunció una imprecación sobre el pueblo: «Maldito el hombre que coma algo antes del anochecer, antes que me haya vengado de mis enemigos.» Y nadie del pueblo probó bocado. (I Samuel 14, 24)

  • Pero el pueblo dijo a Saúl: «¿Es que va a morir Jonatán siendo él quien ha conseguido esta gran victoria en Israel? ¡Dios nos libre! ¡Vive Yahveh! que no caerá en tierra ni un cabello de su cabeza, porque con ayuda de Dios lo hizo.» Así rescató el pueblo a Jonatán y no murió. (I Samuel 14, 45)

  • Pero Yahveh dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón.» (I Samuel 16, 7)

  • Puso su vida en peligro, mató al filisteo y concedió Yahveh una gran victoria para todo Israel. Tú lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, vas a pecar contra sangre inocente haciendo morir a David sin motivo?» (I Samuel 19, 5)

  • Reanudada la guerra, partió David para combatir a los filisteos, les causó una gran derrota y huyeron ante él. (I Samuel 19, 8)

  • Entonces partió él mismo para Ramá y llegó a la gran cisterna de la era que está en Seku y preguntó: «¿Dónde están Samuel y David?», y le dijeron: «Están en las celdas de Ramá.» (I Samuel 19, 22)

  • Fue David con sus hombres a Queilá, atacó a los filisteos, se llevó sus rebaños, les causó una gran mortandad y libró David a los habitantes de Queilá. (I Samuel 23, 5)

  • Pasó David al otro lado y se colocó lejos, en la cumbre del monte, quedando un gran espacio entre ellos. (I Samuel 26, 13)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina