Talált 737 Eredmények: mujer adúltera

  • Un hombre llamado Ananías, de acuerdo con su mujer Safira, vendió una propiedad, (Hechos 5, 1)

  • y se quedó con una parte del precio, sabiéndolo también su mujer; la otra parte la trajo y la puso a los pies de los apóstoles. (Hechos 5, 2)

  • Unas tres horas más tarde entró su mujer que ignoraba lo que había pasado. (Hechos 5, 7)

  • Llegó también a Derbe y Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego. (Hechos 16, 1)

  • Pero algunos hombres se adhirieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos. (Hechos 17, 34)

  • Se encontró con un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia, y con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma; se llegó a ellos (Hechos 18, 2)

  • igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío. (Romanos 1, 27)

  • Así, la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido. (Romanos 7, 2)

  • Por eso, mientras vive el marido, será llamada adultera si se une a otro hombre; pero si muere el marido, queda libre de la ley, de forma que no es adultera si se casa con otro. (Romanos 7, 3)

  • Sólo se oye hablar de inmoralidad entre vosotros, y una inmoralidad tal, que no se da ni entre los gentiles, hasta el punto de que uno de vosotros vive con la mujer de su padre. (I Corintios 5, 1)

  • En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer. (I Corintios 7, 1)

  • No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido. (I Corintios 7, 2)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina