Talált 196 Eredmények: quedo

  • Pero David dijo a Abisay: «No lo mates. ¿Quién atentó contra el ungido de Yahveh y quedó impune?» (I Samuel 26, 9)

  • Después de la muerte de Saúl, volvió David de derrotar a los amalecitas y se quedó dos días en Siquelag. (II Samuel 1, 1)

  • Cuando Isbaal, hijo de Saúl, supo que había muerto Abner en Hebrón, desfallecieron sus manos y todo Israel quedo consternado. (II Samuel 4, 1)

  • Tenía Jonatán, hijo de Saúl, un hijo tullido de pies. Tenía cinco años cuando llegó de Yizreel la noticia de lo de Saúl y Jonatán; su nodriza le tomó y huyó, pero con la prisa de la fuga, cayó y se quedó cojo. Se llamaba Meribbaal. (II Samuel 4, 4)

  • A la vuelta del año, al tiempo que los reyes salen a campaña, envió David a Joab con sus veteranos y todo Israel. Derrotaron a los ammonitas y pusieron sitio a Rabbá, mientras David se quedó en Jerusalén. (II Samuel 11, 1)

  • La mujer quedó embarazada y envió a decir a David: «Estoy encinta.» (II Samuel 11, 5)

  • Entonces David dijo a Urías: «Quédate hoy también y mañana te despediré.» Se quedó Urías aquel día en Jerusalén y al día siguiente (II Samuel 11, 12)

  • Su hermano Absalón le dijo: «¿Es que tu hermano Amnón ha estado contigo? Ahora calla, hermana mía; es tu hermano. No te preocupes de este asunto.» Y Tamar quedó desolada en casa de su hermano Absalón. (II Samuel 13, 20)

  • Absalón, por su parte, había huido yéndose a Guesur: allí se quedó tres años. (II Samuel 13, 38)

  • El rey les dijo: «Haré lo que bien os parezca.» Se quedó, pues, el rey junto a la puerta y salió todo el ejército por centenares y millares. (II Samuel 18, 4)

  • Absalón se topó con los veteranos de David. Iba Absalón montado en un mulo y el mulo se metió bajo el ramaje de una gran encina. La cabeza de Absalón se trabó y quedó en la encina colgado entre el cielo y la tierra, mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió adelante. (II Samuel 18, 9)

  • El rey dijo: «Pasa y ponte acá.» El pasó y se quedó. (II Samuel 18, 30)


“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina