Talált 1025 Eredmények: �quién
Moisés dijo al Señor: "Bien, tú me dices: Conduce a este pueblo, pero no me has dado a conocer a quién mandarás conmigo. Y, no obstante, me has dicho: Yo te conozco por tu nombre, tú has hallado gracia a mis ojos. (Exodo 33, 12)
Él dijo: "Yo haré pasar delante de ti toda mi grandeza y proclamaré ante ti el nombre de El Señor, pues yo hago gracia a quien quiero y tengo misericordia con quien quiero". (Exodo 33, 19)
El que podía ofrecer tributo de plata o bronce, lo trajo como tributo al Señor; y quien tenía madera de acacia, útil para cualquier trabajo, la trajo también. (Exodo 35, 24)
Luego quemará todas las grasas sobre el altar, como había hecho con las grasas del sacrificio de reconciliación. El sacerdote hará el rito de absolución por el jefe, a quien se le perdonará el pecado. (Levítico 4, 26)
Si es un hombre del pueblo el que peca por inadvertencia y quien se hace culpable obrando contra alguna de las prohibiciones del Señor, (Levítico 4, 27)
Si se muere uno de los animales que os sirven de alimento, quien toque el cadáver quedará impuro hasta la tarde; (Levítico 11, 39)
quien coma la carne, lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde. (Levítico 11, 40)
Todo aquel a quien toque el paciente, sin haberse lavado previamente las manos, lavará sus vestidos, se bañará y será inmundo hasta la tarde. (Levítico 15, 11)
porque la sangre es la vida de todo ser viviente. Por eso he dicho yo a los israelitas: No comeréis la sangre de ningún animal, porque la sangre es la vida de todo ser viviente; quien comiere de ella será extirpado. (Levítico 17, 14)
Le tendrás por santo, pues él es quien ofrece el alimento a tu Dios; tenle por santo, porque santo soy yo, que os santifico. (Levítico 21, 8)
"En cuanto al sumo sacerdote, el mayor entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción, a quien le fue conferido el poder de llevar las vestiduras sagradas, no irá despeinado ni harapiento, (Levítico 21, 10)
El que hiera a otro mortalmente, sea quien sea, morirá irremisiblemente. (Levítico 24, 17)