Talált 178 Eredmények: Altares de Incienso

  • Respondió: "Me he abrasado en celo por el Señor todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han destruido tus altares, han pasado a espada a tus profetas. He quedado yo solo y me buscan para quitarme la vida". (I Reyes 19, 14)

  • Sin embargo, las colinas no desaparecieron, y el pueblo seguía aún ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellas. (I Reyes 22, 44)

  • El pueblo entero fue al templo de Baal y lo destruyeron; hicieron pedazos los altares y sus imágenes, mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal. Después, el sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo del Señor (II Reyes 11, 18)

  • Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellas. (II Reyes 12, 4)

  • No obstante, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo ofrecía todavía sacrificios y quemaba incienso en ellas. (II Reyes 14, 4)

  • Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo ofrecía aún sacrificios y quemaba incienso en ellas. (II Reyes 15, 4)

  • Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos. Él construyó la puerta superior del templo del Señor. (II Reyes 15, 35)

  • Y ofreció sacrificios y quemó incienso en los altozanos, en las colinas y bajo cualquier árbol frondoso. (II Reyes 16, 4)

  • y allí quemaron incienso como las gentes que el Señor había echado ante ellos, y cometieron toda clase de maldades, irritando al Señor, (II Reyes 17, 11)

  • Suprimió las colinas, hizo pedazos las estelas, arrancó los cipos sagrados y machacó la serpiente de bronce que Moisés había hecho (pues hasta entonces los israelitas le quemaban incienso; la llamaban Nejustán). (II Reyes 18, 4)

  • Y si me decís: Confiamos en el Señor, nuestro Dios, ¿no es aquel cuyas colinas y cuyos altares ha suprimido Ezequías, diciendo a Judá y a Jerusalén: Sólo debéis postraros ante este altar en Jerusalén? (II Reyes 18, 22)

  • Reconstruyó las colinas que su padre Ezequías había destruido; levantó altares a Baal, y un cipo sagrado, como había hecho Acaz, rey de Israel; adoró a todos los astros del cielo y les rindió culto. (II Reyes 21, 3)


“O verdadeiro servo de Deus é aquele que usa a caridade para com seu próximo, que está decidido a fazer a vontade de Deus a todo custo, que vive em profunda humildade e simplicidade”. São Padre Pio de Pietrelcina