Talált 953 Eredmények: David

  • Jonatán dijo a David: "Vete en paz. En cuanto al juramento que hemos hecho en nombre del Señor, que el Señor esté siempre entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya". (I Samuel 20, 42)

  • David se levantó y partió. Jonatán volvió a la ciudad. (I Samuel 21, 1)

  • David llegó a Nob, donde el sacerdote Ajimélec. Ajimélec salió a su encuentro asustado y le dijo: "¿Por qué estás solo y no hay nadie contigo?". (I Samuel 21, 2)

  • David le respondió: "El rey me ha dado esta orden: Que nadie conozca la misión que te confío y la orden que te he dado. Por eso he dado cita a mis hombres en tal lugar. (I Samuel 21, 3)

  • David contestó: "Seguro; siempre que salimos nos abstenemos de mujeres, aunque se trate de un viaje de carácter profano; con más razón hoy mis hombres están limpios". (I Samuel 21, 6)

  • David dijo a Ajimélec: "¿No tienes a mano una lanza o una espada? Porque yo no traigo conmigo ni la espada ni mis armas, pues la orden del rey era urgente". (I Samuel 21, 9)

  • El sacerdote respondió: "La espada de Goliat, el filisteo, a quien mataste en el valle del Terebinto; ahí está envuelta en un paño detrás del efod. Si quieres, puedes llevártela, porque aquí no hay más que ésa". David respondió: "Dámela; no hay otra como ella". (I Samuel 21, 10)

  • David se levantó y huyó aquel día lejos de Saúl, llegando a Aquís, rey de Gat. (I Samuel 21, 11)

  • Los servidores dijeron a Aquís: "¿No es este David, el rey del país? ¿No es éste de quien se cantaba con danzas: Saúl mató mil y David diez mil?". (I Samuel 21, 12)

  • David reflexionó sobre estas palabras y sintió gran miedo de Aquís, rey de Gat, (I Samuel 21, 13)

  • David se fue de allí y se refugió en la cueva de Adulán. Lo supieron sus hermanos y todos sus parientes, y fueron a reunirse con él. (I Samuel 22, 1)

  • Se unieron a él todos los oprimidos, todos los que tenían deudas y todos los descontentos; David se hizo su jefe; llegaron a ser unos cuatrocientos hombres. (I Samuel 22, 2)


“Todas as percepções humanas, de onde quer que venham, incluem o bem e o mal. É necessário saber determinar e assimilar todo o bem e oferecê-lo a Deus, e eliminar todo o mal.” São Padre Pio de Pietrelcina