Talált 79 Eredmények: Eliseo

  • El profeta llamó a Guejazí, y le dijo: "Llama a la sunamita". La llamó y, cuando entró, Eliseo dijo: "Toma a tu hijo". (II Reyes 4, 36)

  • Eliseo regresó a Guilgal. En el país había carestía. Y estando un día con él los discípulos de los profetas, dijo a su siervo: "Pon la olla grande y cuece unas viandas para los discípulos de los profetas". (II Reyes 4, 38)

  • Un hombre llegó de Baal Salisá, trayendo al hombre de Dios el pan de las primicias, veinte panes de cebada y espigas nuevas en su alforja. Eliseo ordenó: "Dalo a las gentes para que coman". (II Reyes 4, 42)

  • Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le mandó a decir: "¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que en Israel hay un profeta". (II Reyes 5, 8)

  • Naamán fue con sus caballos y su carro y se detuvo ante la puerta de la casa de Eliseo. (II Reyes 5, 9)

  • Pero Eliseo le mandó a decir: "Anda, báñate siete veces en el Jordán, y tu cuerpo quedará limpio". (II Reyes 5, 10)

  • Pero Eliseo replicó: "¡Vive el Señor, a cuyo servicio estoy, que no tomaré nada!". Y por más que insistió para hacérselo aceptar, lo rehusó. (II Reyes 5, 16)

  • Eliseo le respondió: "Vete en paz". Se había alejado Naamán un tanto, (II Reyes 5, 19)

  • cuando Guejazí, el criado de Eliseo, el hombre de Dios, se dijo: "Es claro que mi amo ha sido demasiado condescendiente con este sirio Naamán, hasta el punto de no aceptar de su mano lo que le había traído. ¡Vive el Señor, que voy tras él y consigo de él alguna cosa!". (II Reyes 5, 20)

  • Él entró y se presentó a Eliseo. Eliseo le dijo: "¿De dónde vienes?". Guejazí respondió: "Tu siervo no ha ido a ninguna parte". (II Reyes 5, 25)

  • Eliseo le dijo: "¿Es que no iba contigo mi espíritu cuando un hombre se bajó de su carro para saludarte? Ahora que has recibido dinero podrás comprar vestidos, olivares y viñedos, ovejas y bueyes, siervos y siervas; (II Reyes 5, 26)

  • Los discípulos de los profetas dijeron a Eliseo: "Como ves, el lugar en que vivimos contigo es demasiado estrecho para nosotros. (II Reyes 6, 1)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina