Talált 97 Eredmények: Fuerzas

  • Y ahora, hijos míos, os mando que sirváis a Dios sinceramente. Haced lo que a él le agrada, enseñad a vuestros hijos la justicia y la misericordia. Que se acuerden de Dios, de bendecir sinceramente su nombre en todo tiempo y con todas sus fuerzas. (Tobías 14, 8)

  • Las puertas, de treinta y cinco metros de altas y veinte de anchas, permitían la salida de las fuerzas y el desfile de la infantería. (Judit 1, 4)

  • Holofernes bajó con su ejército hacia la costa, dejando guarniciones en las ciudades fortificadas y reclutando cuidadosamente, como refuerzo, fuerzas subsidiarias. (Judit 3, 6)

  • Todos sus guerreros se pusieron en marcha. Las fuerzas armadas sumaban ciento setenta mil soldados de infantería y doce mil de caballería, sin contar el material y la gente que se les había unido. Era una muchedumbre incontable. (Judit 7, 2)

  • Fue a la cama, le agarró la cabeza por los cabellos, y dijo: "Señor, Dios de Israel, dame ahora fuerzas". (Judit 13, 7)

  • Allí termina el furor de los malvados, allí reposan los exhaustos de fuerzas; (Job 3, 17)

  • mi vida se consume de tristeza, los gemidos acaban con mis años; la miseria acaba con mis fuerzas, mis huesos se consumen. (Salmos 31, 11)

  • el corazón me palpita, las fuerzas me abandonan, hasta la luz de mis ojos he perdido. (Salmos 38, 11)

  • Pero Dios rescatará mi vida, me arrancará de las fuerzas del abismo. (Salmos 49, 16)

  • Pues tendrán que temblar de espanto, porque Dios dispersa las fuerzas del agresor, y serán derrotados porque Dios los rechaza. (Salmos 53, 6)

  • No me rechaces ahora que soy viejo, no me abandones cuando me faltan ya las fuerzas. (Salmos 71, 9)

  • En pleno camino ha agotado mis fuerzas, ha acortado mis días; (Salmos 102, 24)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina