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  • Jirán, rey de Tiro, había suministrado a Salomón maderas de cedro y de ciprés y oro, y Salomón entregó a Jirán veinte ciudades en la región de Galilea. (I Reyes 9, 11)

  • El rey Salomón hizo doscientos escudos de oro batido, empleando unos siete kilos de oro por escudo, (I Reyes 10, 16)

  • y seiscientos escudos más pequeños de oro batido, empleando poco más de kilo y medio por cada uno. Y el rey los puso en la sala "Bosque del Líbano". (I Reyes 10, 17)

  • Cuando todo Israel se enteró de que Jeroboán había vuelto, mandaron a llamarle a la asamblea y le proclamaron rey sobre todo Israel. Sólo la tribu de Judá permaneció fiel a la casa de David. (I Reyes 12, 20)

  • Construyó luego colinas, y de la asamblea del pueblo creó sacerdotes que pertenecían a la tribu de Leví. (I Reyes 12, 31)

  • En las cartas decía: "Pregonad un ayuno y haced a Nabot sentarse a la cabeza de la asamblea. (I Reyes 21, 9)

  • Pregonaron un ayuno y pusieron a Nabot a la cabeza de la asamblea. (I Reyes 21, 12)

  • Llegaron luego los dos hombres perversos y, encarándosele, testificaron ante la asamblea de esta suerte: "Nabot ha maldecido a Dios y al rey". Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas. (I Reyes 21, 13)

  • Ocozías, rey de Judá, al ver esto, huyó camino de Bet Hagán; pero Jehú lo persiguió, diciendo: "¡También a él!". Y le hirieron en su carro, en la cuesta de Gur, cerca de Yibleán. Él huyó a Meguido, pero allí murió. (II Reyes 9, 27)

  • Pero Salún, hijo de Yabés, se conjuró contra él, lo atacó en Yibleán, lo mató y le sucedió en el trono. (II Reyes 15, 10)

  • En tiempo de Pécaj, rey de Israel, TeglatFalasar, rey de Asiria, fue y tomó Iyón, Abel Bet Maacá, Yanóaj, Cades, Jasor, Galaad, Galilea y todo el país de Neftalí, deportando todos sus habitantes a Asiria. (II Reyes 15, 29)

  • (29 )Hijos de Amrán: Aarón, Moisés y María. Hijos de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. (I Crónicas 6, 3)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina