Talált 258 Eredmények: Libro sagrado

  • dad gloria al nombre del Señor. Traed ofrendas y entrad en su presencia, adorad al Señor en el atrio sagrado. (I Crónicas 16, 29)

  • Los hechos de Asá, desde el principio al fin, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. (II Crónicas 16, 11)

  • Con el libro de la ley del Señor fueron recorriendo las ciudades de Judá y enseñando al pueblo. (II Crónicas 17, 9)

  • El resto de la historia de Josafat, desde el principio hasta el fin, se encuentra en las crónicas de Jehú, hijo de Jananí, que fueron insertadas en el libro de los reyes de Israel. (II Crónicas 20, 34)

  • Pero, cuando estaban matando a los hijos del rey, Josebá, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio. De esta manera, Josebá, hija del rey Jorán, mujer del sacerdote Yehoyadá y hermana de Ocozías, lo libró de Atalía, que no lo mató. (II Crónicas 22, 11)

  • Lo referente a sus hijos, a los subidos tributos y a la restauración del templo de Dios, está escrito en el comentario del libro de los reyes. Le sucedió su hijo Amasías. (II Crónicas 24, 27)

  • pero no mató a los hijos de los asesinos, conforme lo escrito en el libro de la ley de Moisés: "Los padres no morirán por la culpa de los hijos, ni los hijos por la culpa de los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado". (II Crónicas 25, 4)

  • El resto de la historia de Amasías, desde el principio al fin, está escrito en el libro de los reyes de Judá y de Israel. (II Crónicas 25, 26)

  • El resto de la historia de Jotán, todo lo que hizo, está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá. (II Crónicas 27, 7)

  • El resto de la historia de Acaz, todo lo que hizo, está escrito en el libro de los reyes de Judá y de Israel. (II Crónicas 28, 26)

  • Como en la asamblea había muchos que no se habían purificado, los levitas estaban encargados de inmolar las víctimas pascuales en lugar de todos estos que no tenían la pureza necesaria para realizar un acto sagrado en honor del Señor. (II Crónicas 30, 17)

  • El Señor libró a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén del poder de Senaquerib, rey de Asiria, y de todos sus enemigos, dándoles paz en todas sus fronteras. (II Crónicas 32, 22)


“Jesus e a sua alma devem cultivar a vinha de comum acordo.” São Padre Pio de Pietrelcina