Talált 526 Eredmények: Palabras

  • Entonces la mujer dijo: "¿Por qué piensas tú de este modo contra el pueblo de Dios? El rey se hace culpable por las palabras que acaba de pronunciar, si no hace que vuelva el que ha huido de él. (II Samuel 14, 13)

  • El rey le dijo: "¿Para qué tantas palabras? He decidido que tú y Sibá os repartáis las tierras". (II Samuel 19, 30)

  • Los de Israel respondieron a los de Judá: "Nosotros tenemos diez partes en el rey, y además somos el primogénito. ¿Por qué nos despreciáis? ¿No hemos sido nosotros los primeros en hacer volver al rey?". Las palabras de los de Judá fueron más duras que las de los de Israel. (II Samuel 19, 44)

  • Joab fue, y ella le preguntó: "¿Eres tú Joab?". Él respondió: "Sí". Ella le dijo: "Escucha las palabras de tu sierva". Él contestó: "Escucho". (II Samuel 20, 17)

  • Éstas son las últimas palabras de David: "Oráculo de David, hijo de Jesé; oráculo del hombre enaltecido, del ungido del Dios de Jacob, del cantor de los cánticos de Israel. (II Samuel 23, 1)

  • Y mientras tú estés hablando con el rey, entraré yo detrás de ti y corroboraré tus palabras". (I Reyes 1, 14)

  • Que estas palabras con que he suplicado al Señor estén presentes ante él día y noche, a fin de que en todo tiempo defienda la causa de su siervo y de su pueblo Israel, (I Reyes 8, 59)

  • Y ellos le respondieron: "Si hoy eres condescendiente con este pueblo, les complaces y les respondes con buenas palabras, serán siempre servidores tuyos". (I Reyes 12, 7)

  • En Betel vivía un profeta anciano, cuyos hijos fueron a contarle todo lo que había hecho el hombre de Dios aquel día en Betel y las palabras que había dirigido al rey. Se lo contaron, (I Reyes 13, 11)

  • Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ayunó. Se acostaba con el cilicio y andaba muy afligido. (I Reyes 21, 27)

  • Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestiduras y, como pasaba sobre la muralla, la gente vio que llevaba interiormente el cilicio a raíz de la carne. (II Reyes 6, 30)

  • Reconoced que de las palabras pronunciadas por el Señor contra la casa de Ajab, por medio de su siervo Elías, ni una sola ha caído por tierra". (II Reyes 10, 10)


“Leve Deus aos doente; valera’ mais do que qualquer tratamento!” São Padre Pio de Pietrelcina