Talált 1811 Eredmények: Pueblo Elegido

  • Dios no ha rechazado a su pueblo, a quien de antemano eligió. ¿Es que no sabéis lo que dice la Escritura a propósito de Elías, cuando éste interviene contra Israel? (Romanos 11, 2)

  • Pues así también en el tiempo presente Dios ha elegido generosamente un resto. (Romanos 11, 5)

  • Y en otro lugar: Alegraos, naciones, con el pueblo de Dios. (Romanos 15, 10)

  • Pues el marido no creyente queda consagrado a Dios por la mujer cristiana, y la mujer no creyente queda consagrada a Dios por el marido cristiano; de lo contrario, vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora pertenecen al pueblo de Dios. (I Corintios 7, 14)

  • No os hagáis idólatras, como algunos de ellos, según dice la Escritura: El pueblo se sentó a comer y beber, y se levantó para divertirse. (I Corintios 10, 7)

  • Fijaos en el pueblo de Israel. ¿No quedan unidos al altar los que comen de las víctimas ofrecidas en él? (I Corintios 10, 18)

  • Está escrito en la ley: Hablaré a este pueblo en lenguas extrañas y por boca de extranjeros, y ni aun así me escucharán, dice el Señor. (I Corintios 14, 21)

  • ¿Qué relación hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templos del Dios vivo. Como dijo Dios: Habitaré y caminaré en medio de ellos, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (II Corintios 6, 16)

  • además fue elegido por las iglesias como compañero de nuestro viaje para esta obra de caridad, a la que nos consagramos para gloria del Señor y en prueba de nuestra buena voluntad. (II Corintios 8, 19)

  • Pero cuando Dios, que me había elegido desde el vientre de mi madre, me llamó por su gracia (Gálatas 1, 15)

  • Él nos ha elegido en Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables a sus ojos. (Efesios 1, 4)

  • el cual es garantía de nuestra herencia, para la plena liberación del pueblo de Dios y alabanza de su gloria. (Efesios 1, 14)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina