Talált 325 Eredmények: Saúl

  • Cuando el arca del Señor llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, estaba mirando por la ventana y, al ver al rey David saltando y bailando, lo despreció en su corazón. (II Samuel 6, 16)

  • Cuando David volvió a su casa para bendecirla, Mical, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: "¡Qué bien ha quedado hoy el rey de Israel desnudándose ante la vista de las criadas de sus servidores, como lo haría un hombre cualquiera!". (II Samuel 6, 20)

  • Y Mical, hija de Saúl, no tuvo hijos hasta el día de su muerte. (II Samuel 6, 23)

  • Pero no le retiraré mi favor, como se lo retiré a Saúl, a quien rechacé de mi presencia. (II Samuel 7, 15)

  • David preguntó: "¿Queda algún superviviente de la casa de Saúl a quien pueda yo favorecer por amor a Jonatán?". (II Samuel 9, 1)

  • Había un siervo de la casa de Saúl, llamado Sibá. Lo mandaron venir, y el rey le dijo: "¿Tú eres Sibá?". Él respondió: "Para servirte". (II Samuel 9, 2)

  • El rey le preguntó: "¿Queda alguno de la casa de Saúl a quien yo pueda favorecer en nombre de Dios?". Sibá respondió: "Todavía queda un hijo de Jonatán, que está lisiado de ambos pies". (II Samuel 9, 3)

  • Cuando Meribaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, llegó junto a David, se postró en tierra. David dijo: "¡Meribaal!". Y él respondió: "Aquí tienes a tu siervo". (II Samuel 9, 6)

  • David le dijo: "No temas, porque quiero favorecerte por amor a tu padre, Jonatán. Te devolveré las tierras de Saúl, tu abuelo, y comerás siempre a mi mesa". (II Samuel 9, 7)

  • El rey llamó a Sibá, servidor de Saúl, y le dijo: "Todo lo que pertenecía a Saúl y a su casa se lo doy al hijo de tu señor. (II Samuel 9, 9)

  • Natán dijo a David: "¡Tú eres ese hombre! Esto dice el Señor, Dios de Israel: Yo te ungí por rey de Israel y te libré de las manos de Saúl; (II Samuel 12, 7)

  • Cuando el rey David llegó a Bajurín, salió de allí un hombre del mismo clan de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Salía profiriendo maldiciones. (II Samuel 16, 5)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina