Talált 56 Eredmények: Siquiera

  • ¡Serán todos como paja que devorará el fuego! No podrán salvar su vida del asalto de las llamas. No son siquiera brasas para cocer el pan, ni hogar para sentarse en torno a él. (Isaías 47, 14)

  • Porque yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva, y no se volverá a recordar el pasado, ni vendrá siquiera a las mentes. (Isaías 65, 17)

  • Cesaron los aguaceros y la lluvia tardía no llegó; pero con tu rostro de mujer perdida ni siquiera te has sonrojado. (Jeremías 3, 3)

  • Sin embargo -dice el Señor-, ni siquiera en aquellos días os destruiré por completo. (Jeremías 5, 18)

  • Por eso esto dice el Señor Dios: Vosotros sois más rebeldes que las naciones que os rodean, no habéis practicado mis mandamientos, no habéis cumplido mis órdenes, ni siquiera habéis obrado conforme a las costumbres de las naciones que os rodean. (Ezequiel 5, 7)

  • ¡Cuando te levantabas un prostíbulo a la cabecera de todo camino y te construías un lugar de pecado en toda plaza! Ni siquiera fuiste como la prostituta que recoge la paga, (Ezequiel 16, 31)

  • Los sátrapas, prefectos, gobernadores y ministros se acercaron y comprobaron que el fuego no había hecho ningún mal a la persona de aquellos jóvenes y que ni siquiera un pelo de su cabeza se había quemado, ni sus vestidos se habían alterado; más aún, ni el olor del fuego había quedado en ellos. (Daniel 3, 94)

  • El rey del norte llegará, levantará un terraplén de asedio y tomará la ciudad muy fortificada; las fuerzas del sur no resistirán, ni siquiera los más valientes del pueblo; nada podrá resistir. (Daniel 11, 15)

  • Extenderá su mano a otros países, y ni siquiera Egipto escapará libre: (Daniel 11, 42)

  • que vivía en el cementerio y al que nadie podía sujetar ni siquiera con cadenas, (Marcos 5, 3)

  • Jesús le mandó a su casa, diciéndole: "No entres siquiera en la aldea". (Marcos 8, 26)

  • Pero el otro le reprendió diciendo: "¿Ni siquiera temes a Dios tú que estás en el mismo suplicio? (Lucas 23, 40)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina