Talált 35 Eredmények: Volvía

  • volvía al norte, llegaba a En Semes, seguía por Gelilot, frente a la subida de Adomín, y bajaba a la Peña de Boján, hijo de Rubén; (Josué 18, 17)

  • allí pasaba en dirección a Jéfer, por Itacasín, subía hacia Remón y volvía hacia Neá. (Josué 19, 13)

  • Volvía por el norte, hacia Anatón, y terminaba en el valle de Yeftael. (Josué 19, 14)

  • volvía hacia Ramá y hasta la plaza fuerte de Tiro; pasaba por Josá, y terminaba en el mar; Majaleb, Acziba, (Josué 19, 29)

  • volvía, por occidente, hacia Aznot Tabor, llegaba hasta Jucoc, tocaba Zabulón al sur, Aser a occidente y el Jordán a oriente. (Josué 19, 34)

  • Después volvía a Ramá, donde tenía su casa, y allí juzgaba a Israel. También construyó allí un altar al Señor. (I Samuel 7, 17)

  • Cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó ante Saúl, con la cabeza del filisteo en la mano. (I Samuel 17, 57)

  • David devastaba la tierra y no dejaba con vida ni hombre ni mujer; se apoderaba de ovejas, bueyes, asnos, camellos y vestidos, y se volvía a Aquís. (I Samuel 27, 9)

  • sino con la sangre de los caídos, con la grasa de los valientes. El arco de Jonatán no se retiraba nunca, ni la espada de Saúl volvía vacía. (II Samuel 1, 22)

  • Siempre que el rey iba al templo del Señor, la guardia los llevaba, y luego los volvía a poner en la sala de guardia. (I Reyes 14, 28)

  • El rey tenía una flota que iba a Tarsis con los súbditos de Jirán, y cada tres años volvía cargada de oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (II Crónicas 9, 21)

  • y envió a Rafael para curarlos; a Tobit, de las manchas blancas de sus ojos, para que volviese a ver la luz del cielo, y a Sara, hija de Ragüel, para darla por esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del maligno demonio Asmodeo, pues correspondía a Tobías casarse con ella con preferencia a todos los demás pretendientes. Al mismo tiempo que Tobit volvía del patio de su casa, Sara, hija de Ragüel, bajaba del piso superior. (Tobías 3, 17)


“O Santo Sacrifício da Missa é o sufrágio mais eficaz, que ultrapassa todas as orações, as boas obras e as penitências. Infalivelmente produz seu efeito para vantagem das almas por sua virtude própria e imediata.” São Padre Pio de Pietrelcina