Talált 202 Eredmények: ayuda al prójimo

  • Pero con la ayuda de Dios me mantengo hasta hoy dando testimonio a chicos y grandes, no afirmando nada fuera de lo que los profetas y Moisés dijeron que había de suceder: (Hechos 26, 22)

  • Igulmente, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque no sabemos lo que nos conviene, pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inenarrables. (Romanos 8, 26)

  • No debáis nada a nadie; amaos unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido la ley. (Romanos 13, 8)

  • Porque: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás y cualquier otro mandamiento, todo se reduce a esto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Romanos 13, 9)

  • El que ama no hace mal al prójimo; así que la plenitud de la ley es el amor. (Romanos 13, 10)

  • Por tanto, busquemos la paz y la ayuda mutua. (Romanos 14, 19)

  • Cada uno de nosotros debe procurar agradar a su prójimo para su bien y su robustecimiento en la fe. (Romanos 15, 2)

  • para que me vea libre de los incrédulos que hay en Judea y para que la ayuda que llevo a Jerusalén sea bien recibida por los hermanos. (Romanos 15, 31)

  • con la ayuda de vuestra oración; si muchos piden a Dios por nosotros, muchos le darán gracias por los favores que nos concede. (II Corintios 1, 11)

  • Espontáneamente y con mucha insistencia me pidieron el favor de colaborar en esta ayuda a los hermanos. (II Corintios 8, 4)

  • Porque al llevar esta ayuda a los hermanos no sólo les remediamos en sus necesidades, sino que también los impulsamos a que den gracias a Dios. (II Corintios 9, 12)

  • Al darles esta ayuda, ellos alabarán a Dios, pues comprueban que obedecéis al evangelio de Cristo, ya que demostráis tener una generosa solidaridad con ellos y con todos. (II Corintios 9, 13)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina