Talált 500 Eredmények: camino

  • "Y tú, hijo de hombre, traza dos caminos por donde llegue la espada del rey de Babilonia; de un mismo país partirán ambos. Pon una señal que, partiendo de allí, indique el camino que conduce a una ciudad. (Ezequiel 21, 24)

  • Trazarás un camino que lleve la espada a Rabat de los amonitas, y otra a Judá, a la fortaleza de Jerusalén. (Ezequiel 21, 25)

  • Has seguido el camino de tu hermana, y por eso yo pondré su copa en tu mano. (Ezequiel 23, 31)

  • Pero las gentes de tu pueblo andan diciendo: ¡No es justo el camino del Señor, cuando son sus caminos los que no son justos! (Ezequiel 33, 17)

  • Vosotros andáis diciendo: ¡No es justo el camino del Señor! Pero yo os juzgaré a cada uno según su conducta, oh casa de Israel". (Ezequiel 33, 20)

  • Por eso voy a cerrar su camino con espinos, voy a cercarla con una valla para que no encuentre más sus senderos; (Oseas 2, 8)

  • Los sacerdotes, como bandidos al acecho, asaltan por el camino de Siquén, asesinan y cometen atentados. (Oseas 6, 9)

  • Pues bien, seré para ellos cual león, como leopardo en el camino al acecho. (Oseas 13, 7)

  • Corren como valientes, como guerreros escalan las murallas; cada uno marcha por su camino, no se desvían de su ruta. (Joel 2, 7)

  • Que se pongan en marcha las naciones camino del valle de Josafat. Allí me sentaré yo para juzgar a todos los pueblos circundantes. (Joel 4, 12)

  • Los que juran por el pecado de Samaría, los que dicen: "¡Vive tu Dios, Dan!" y "¡Vive el camino de Berseba!" caerán y no se levantarán más. (Amós 8, 14)

  • El que los guía irá a la cabeza, abrirá el camino y pasarán por la puerta de salida; su rey irá el primero, y el Señor a su cabeza. (Miqueas 2, 13)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina