Talált 25 Eredmények: doncellas

  • La hija del Faraón bajó a bañarse al río mientras sus doncellas paseaban por la orilla. Al ver la cesta en medio de los juncos, mandó a una de sus doncellas a recogerla. (Exodo 2, 5)

  • Quisieron incendiar mi tierra, pasar a los jóvenes al filo de la espada, estrellar contra el suelo a los niños de pecho, llevarse como botín a los muchachos y raptar a las doncellas. (Judit 16, 4)

  • La joven le gustó, y él se apresuró a darle el tratamiento de belleza y alimentos, poniendo a su disposición siete doncellas elegidas entre las mejores del palacio real; luego la llevó con sus doncellas al sitio mejor del harén. (Ester 2, 9)

  • Las doncellas de Ester y sus eunucos fueron a decírselo. La reina lo sintió grandemente y envió vestidos a Mardoqueo para que se los pusiese y se quitase el saco, pero él no quiso. (Ester 4, 4)

  • "Anda, reúne a todos los judíos de Susa, y ayunad por mi intención. No comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo, con mis doncellas, ayunaré. Luego me presentaré al rey, aun contra la ley, y si he de morir, moriré". (Ester 4, 16)

  • Radiante de hermosura, invocó a Dios, árbitro y salvador de todos, y tomó consigo dos doncellas. (Ester 15, 5)

  • delante los cantores, los músicos detrás y en medio las doncellas tocando panderetas. (Salmos 68, 26)

  • jóvenes y también doncellas, los viejos a una con los niños; (Salmos 148, 12)

  • Jefes y ancianos gimieron; doncellas y jóvenes perdieron su vigor y se desvaneció la belleza de las mujeres. (I Macabeos 1, 26)

  • Las mujeres, con cilicios bajo los pechos, invadían las calles; las doncellas encerradas, unas corrían a las puertas, otras subían a las murallas, otras miraban por las ventanas. (II Macabeos 3, 19)

  • En consecuencia, hubo una horrible matanza de jóvenes y viejos; fueron exterminados hombres, mujeres y niños, fueron pasados por la espada doncellas y niños de pecho. (II Macabeos 5, 13)

  • Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas, y las doncellas son sin número. (Cantar 6, 8)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina