Talált 473 Eredmények: padres
"¿No ha sido acaso el incienso que quemasteis en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén vosotros, vuestros padres, vuestros reyes, vuestros príncipes y el pueblo del país lo que ha recordado el Señor, lo que le ha venido a la memoria? (Jeremías 44, 21)
al sonar de los cascos de sus caballos, al trepidar de sus carros, al estrépito de sus ruedas. Los padres no se vuelven ya a sus hijos, sus brazos se desploman (Jeremías 47, 3)
Todo el que lo encontraba lo devoraba, y sus enemigos decían: "En esto no hacemos ningún mal, porque han pecado contra el Señor, sede de la justicia, esperanza de sus padres". (Jeremías 50, 7)
Nuestros padres pecaron, ya no existen, y nosotros cargamos con sus iniquidades. (Lamentaciones 5, 7)
para nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, nuestros profetas y nuestros padres. (Baruc 1, 16)
Desde que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta el día de hoy hemos sido infieles al Señor Dios nuestro y nos hemos alejado para no oír su voz. (Baruc 1, 19)
Por esto se nos han pegado las calamidades y la maldición que el Señor comunicó a su siervo Moisés, cuando sacó a nuestros padres de Egipto, para darnos una tierra que mana leche y miel; éste es nuestro caso presente. (Baruc 1, 20)
Al Señor Dios nuestro le pertenece la justicia; a nosotros y a nuestros padres, la vergüenza, como es el caso presente. (Baruc 2, 6)
No apoyamos en los méritos de nuestros padres y de nuestros reyes la misericordia que te suplicamos, oh Señor Dios nuestro. (Baruc 2, 19)
"Esto dice el Señor: Doblegad vuestras espaldas, servid al rey de Babilonia y seguiréis viviendo en la tierra que yo di a vuestros padres. (Baruc 2, 21)
Pero nosotros no hicimos caso de tu invitación de servir al rey de Babilonia; y tú entonces has cumplido tus amenazas pronunciadas por medio de tus siervos los profetas; esto es, que los huesos de nuestros reyes y de nuestros padres serían sacados de sus sepulcros. (Baruc 2, 24)
desistirán de su cabeza dura y de sus perversas obras, acordándose de lo que les sucedió a sus padres, que pecaron contra mí. (Baruc 2, 33)