Talált 52 Eredmények: podrás

  • Tú, ahora, no podrás resistir a la caballería ni a un ejército tan numeroso en una llanura donde no hay piedras, ni rocas, ni lugar de refugio". (I Macabeos 10, 73)

  • Tú, inventor de tormentos contra los hebreos, no podrás escapar de la mano de Dios. (II Macabeos 7, 31)

  • Acuérdate que fuiste engendrado por ellos; ¿cómo podrás pagarles lo que hicieron por ti? (Eclesiástico 7, 28)

  • Aunque los persigas, no los alcanzarás; y aunque huyas, no podrás escapar de ellos. Hay quien trabaja, se fatiga y corre, y con todo queda más atrás. (Eclesiástico 11, 11)

  • "Vete a decir a Ezequías. Esto dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas y te voy a curar. Dentro de tres días podrás subir al templo del Señor. Y te daré quince años más de vida. (Isaías 38, 5)

  • Pero un desastre te alcanzará, que no podrás conjurar; una calamidad caerá sobre ti, que no podrás evitar; la ruina te llegará de repente sin darte cuenta. (Isaías 47, 11)

  • ¿Qué viene a hacer mi amada en mi casa, tras haber cometido tantas iniquidades? ¿Crees que los votos y las carnes sagradas alejarán de ti la desgracia y podrás escapar? (Jeremías 11, 15)

  • Si te agotas corriendo con los de a pie, ¿cómo podrás competir con los de caballería? Si no estás seguro en un país tranquilo, ¿qué harás en la espesura del Jordán? (Jeremías 12, 5)

  • Y tú no podrás escapar ante él. Serás hecho prisionero y caerás en sus manos; te llevarán a su presencia, él te hablará cara a cara, y después irás a Babilonia. (Jeremías 34, 3)

  • Mira, hijo de hombre, te van a echar cuerdas con las que serás atado y no podrás presentarte en medio de ellos. (Ezequiel 3, 25)

  • ¿Podrás decir aún: Un dios soy yo, ante los verdugos? Un hombre eres, y no un dios, en manos de quienes te traspasan. (Ezequiel 28, 9)

  • Comerás, pero no quedarás satisfecho; el hambre por dentro te devorará. Lo que pongas aparte no podrás conservarlo, y lo que conserves yo lo entregaré a la espada. (Miqueas 6, 14)


“O passado não conta mais para o Senhor. O que conta é o presente e estar atento e pronto para reparar o que foi feito.” São Padre Pio de Pietrelcina