Talált 91 Eredmények: refugio

  • David estaba en el refugio, y había una guarnición de filisteos en Belén. (II Samuel 23, 14)

  • Joab, que había seguido el partido de Adonías, y no el de Absalón, al enterarse de la noticia, se refugió en el santuario del Señor y se agarró a los cuernos del altar. (I Reyes 2, 28)

  • Cuando Zimrí vio que la ciudad estaba tomada, se refugió en la ciudadela del palacio real; le prendió fuego, y así murió (I Reyes 16, 18)

  • (42 )les dieron también como ciudades de refugio: Hebrón y Libná con sus ejidos Yatir y Estemoa con sus ejidos, (I Crónicas 6, 57)

  • (52 )les dieron también como ciudades de refugio: Siquén y sus ejidos en la montaña de Efraín, Guézer y sus ejidos, (I Crónicas 6, 67)

  • David estaba en el refugio mientras los filisteos tenían una guarnición en Belén. (I Crónicas 11, 16)

  • También algunos gaditas se unieron a David cuando estaba en el refugio del desierto. Eran hombres valerosos, hombres guerreros, prontos al combate, hábiles en el manejo del escudo y de la lanza, semejantes a leones y ligeros como las gacelas de los montes. (I Crónicas 12, 9)

  • Algunos de la tribu de Benjamín y de Judá fueron asimismo a unirse a David en su refugio. (I Crónicas 12, 17)

  • Porque somos esclavos, pero nuestro Dios no nos ha desamparado en nuestra esclavitud; antes bien, nos ha granjeado el favor de los reyes de Persia, nos ha dado un respiro para reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos ha procurado un refugio seguro en Judá y en Jerusalén. (Esdras 9, 9)

  • En cambio se abatirán los ojos de los malvados, les fallará todo refugio; su esperanza será su postrer aliento. (Job 11, 20)

  • para que no se irrite y os veáis perdidos, pues su cólera se inflama en un instante. ¡Dichosos los que en él buscan refugio! (Salmos 2, 12)

  • Señor, Dios mío, tú eres mi refugio, sálvame de mis perseguidores, sálvame; (Salmos 7, 2)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina