Talált 232 Eredmények: servicio sagrado

  • Da una orden, y tus siervos, que están a tu servicio, buscarán a un hombre que sepa tocar la cítara; cuando venga sobre ti el espíritu maligno, tocará con su mano, y tú mejorarás". (I Samuel 16, 16)

  • David se presentó a Saúl y se puso a su servicio. Saúl le tomó mucho cariño y le hizo su escudero. (I Samuel 16, 21)

  • Saúl mandó decir a Jesé: "Te suplico que David se quede a mi servicio, porque me agrada mucho". (I Samuel 16, 22)

  • Jonatán llamó a David y le refirió todo esto. Después le llevó ante Saúl, y David estuvo a su servicio como antes. (I Samuel 19, 7)

  • David dijo a Aquís: "¿Pero qué he hecho yo y qué has notado en tu siervo desde el día en que entré a tu servicio hasta hoy, para que no pueda yo ir a combatir a los enemigos de mi señor, el rey?". (I Samuel 29, 8)

  • Meribaal tenía un hijo pequeño que se llamaba Micá. Todos los que vivían en casa de Sibá estaban al servicio de Meribaal. (II Samuel 9, 12)

  • En segundo lugar, ¿a quién me pongo a servir? ¿No es a su hijo? Como estuve al servicio de tu padre, así estaré a tu servicio". (II Samuel 16, 19)

  • de modo que los sacerdotes no pudieron continuar su servicio a causa de la nube, pues la gloria del Señor había llenado el templo. (I Reyes 8, 11)

  • a los que los israelitas no habían podido exterminar, Salomón les impuso un servicio de prestación personal hasta nuestros días. (I Reyes 9, 21)

  • El rey Roboán pidió consejo a los ancianos que habían estado al servicio de su padre Salomón, mientras éste vivía: "¿Qué me aconsejáis responder a este pueblo?". (I Reyes 12, 6)

  • Pero él no siguió el consejo de los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio. (I Reyes 12, 8)

  • Elías, el tesbita, de Tisbé, en Galaad, dijo a Ajab: "¡Vive el Señor, Dios de Israel, a cuyo servicio estoy!: en estos dos años no habrá lluvia ni rocío, mientras yo no lo diga". (I Reyes 17, 1)


“Todas as pessoas que escolhem a melhor parte (viver em Cristo) devem passar pelas dores de Cristo; algumas mais, algumas menos…” São Padre Pio de Pietrelcina