Talált 55 Eredmények: sesenta

  • total de animales para el sacrificio de reconciliación: veinticuatro bueyes, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año. Éstas fueron las ofrendas para la consagración del altar cuando fue ungido. (Números 7, 88)

  • Nos adueñamos de todas sus ciudades, sin dejar una sola: sesenta ciudades, toda la confederación de Argob, capital de Og, en Basán, (Deuteronomio 3, 4)

  • Su territorio comprendía, desde Majanayín, todo Basán, todo el reino de Og, rey de Basán, y todos los pueblos de Yaír, en Basán: sesenta ciudades. (Josué 13, 30)

  • Llevaba sobre su cabeza un casco de bronce y vestía una coraza de malla, también de bronce, que pesaba sesenta kilos. (I Samuel 17, 5)

  • Los de David habían matado trescientos sesenta hombres de Benjamín y de Abner. (II Samuel 2, 31)

  • Ben Guéber, en Ramot Galaad; tenía las aldeas de Yaír, hijo de Manasés, situadas en Galaad, y la región de Argob, en el Basán: sesenta grandes ciudades amuralladas y con cerrojos de bronce; (I Reyes 4, 13)

  • Compró el monte de Samaría a Sémer por unos sesenta kilos de plata, y lo fortificó; construyó en él una ciudad, a la que llamó Samaría en razón del nombre de Sémer, amo del monte. (I Reyes 16, 24)

  • al eunuco que tenía a su cargo a la gente de la guerra y a cinco hombres de los íntimos del rey que se encontraban en la ciudad, al secretario del general del ejército que alistaba a la gente del país y a sesenta hombres que había en la ciudad. (II Reyes 25, 19)

  • Jesrón a los sesenta años se casó con la hija de Maquir, padre de Galaad, de la que tuvo a Segub. (I Crónicas 2, 21)

  • Los guesureos y los arameos les conquistaron los poblados de Yaír y Quenat con sus aldeas: sesenta pueblos. Todos estos eran hijos de Maquir, padre de Galaad. (I Crónicas 2, 23)

  • y estableció a Obededón, hijo de Yedutún, a Josá y a sus sesenta y ocho hermanos como porteros. (I Crónicas 16, 38)

  • Todos éstos eran hijos de Obededón; ellos, sus hijos y hermanos eran hombres valientes, duros en el servicio. De Obededón, sesenta y dos en total. (I Crónicas 26, 8)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina