Talált 482 Eredmények: tienda del encuentro

  • Mi morada es arrancada, lejos de mí arrojada como tienda de pastores. Como un tejedor enrollas tú mi vida, cortando la trama. Día y noche me oprimes, (Isaías 38, 12)

  • Él se sienta sobre el globo de la tierra, cuyos habitantes le parecen saltamontes; él despliega los cielos como tenue velo y los extiende como una tienda para vivir en ella; (Isaías 40, 22)

  • Ensancha el espacio de tu tienda, despliega tus toldos sin reparo, alarga tus cuerdas, asegura tus estacas. (Isaías 54, 2)

  • Pero ahora mi tienda está asolada, cortadas todas mis cuerdas. Mis hijos me han abandonado, han desaparecido. No queda ya quien vuelva a levantar mi tienda, a desplegar mis toldos. (Jeremías 10, 20)

  • Aunque derrotarais al ejército entero de los caldeos que combaten contra vosotros y no quedasen entre ellos más que unos pocos malheridos, saldrían éstos uno a uno de su tienda y prenderían fuego a esta ciudad". (Jeremías 37, 10)

  • Ismael, hijo de Netanías, salió de Mispá a su encuentro, llorando todo el camino, y, al llegar a su encuentro, les dijo: "Venid donde Godolías, hijo de Ajicán". (Jeremías 41, 6)

  • Tú dices: ¡Ay de mí, pues el Señor acumula en mí penas y dolores! Estoy agotado de gemir y no encuentro alivio. (Jeremías 45, 3)

  • ¡Mira, Señor, en qué angustia me encuentro! Mis entrañas se estremecen, mi corazón se consume en mi interior, pues he sido muy rebelde. Fuera la espada hacía estragos, y dentro la muerte. (Lamentaciones 1, 20)

  • Efraín espía en la tienda del profeta, le tiende lazos en todos sus caminos, le persigue hasta en la casa de Dios. (Oseas 9, 8)

  • Yo, el Señor, soy tu Dios desde el país de Egipto; te haré habitar de nuevo en tiendas, como en los días de nuestro encuentro. (Oseas 12, 10)

  • De Judá saldrá la piedra angular, la estaca de la tienda, el arco de guerra, de él saldrán todos los jefes. (Zacarías 10, 4)

  • Al llegar a la orilla opuesta, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían del cementerio, tan furiosos que nadie podía pasar por aquel camino. (Mateo 8, 28)


O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina