Talált 1006 Eredmények: tribu de Judá

  • A ti, oh Señor, la justicia; a nosotros la vergüenza, como ahora la soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo el país, próximos y lejanos, en todas las tierras donde los has dispersado por los delitos que cometieron contra ti. (Daniel 9, 7)

  • Retiró a éste, mandó traer al otro y le dijo: "Raza de Canaán, que no de Judá, la hermosura te ha seducido y la pasión ha trastornado tu corazón. (Daniel 13, 56)

  • Así hacíais vosotros con las hijas de Israel, y ellas accedían por miedo a vuestros deseos; pero una hija de Judá no ha soportado vuestra iniquidad. (Daniel 13, 57)

  • Palabra del Señor que fue dirigida a Oseas, hijo de Beerí, en tiempo de Ozías, Yotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, en los días de Joás, rey de Israel. (Oseas 1, 1)

  • Me compadeceré, en cambio, de la casa de Judá; los salvaré por medio del Señor, su Dios, y no por medio de arco, espada o lanza, o con caballos y jinetes". (Oseas 1, 7)

  • Si tú, Israel, te prostituyes, que al menos Judá no se haga culpable. Por tanto, no vayáis a Guilgal, no subáis a Bet-Avén, no juréis más así: "Vive Dios". (Oseas 4, 15)

  • La arrogancia de Israel testifica contra él, la iniquidad de Efraín le hace vacilar, y Judá caerá también con ellos. (Oseas 5, 5)

  • Los jefes de Judá se han vuelto como los que desplazan los linderos, y sobre ellos derramaré a raudales mi furor. (Oseas 5, 10)

  • Yo seré como polilla para Efraín, como carcoma para la casa de Judá. (Oseas 5, 12)

  • Efraín ha visto su enfermedad y Judá su llaga. Efraín ha acudido a Asiria y ha enviado mensajeros al gran rey; pero éste no podrá sanaros, ni curará vuestra llaga. (Oseas 5, 13)

  • Porque yo soy como un león para Efraín, como un leoncillo para la casa de Judá. Yo, yo mismo hago presa y me voy; me la llevo y nadie me la arranca. (Oseas 5, 14)

  • ¿Cómo he de tratarte, Efraín? ¿Cómo he de tratarte, Judá? Vuestro amor es como nubecilla matinal, como el rocío que se esfuma presto. (Oseas 6, 4)


“Devo fazer somente a vontade de Deus e, se lhe agrado, o restante não conta.” São Padre Pio de Pietrelcina