Talált 1946 Eredmények: vida después de la muerte

  • Es cierto que todo castigo, en el momento de recibirlo, es desagradable y motivo de disgusto; pero después, en los que se han ejercitado en él, produce frutos de paz y de justicia. (Hebreos 12, 11)

  • Acordaos de vuestros jefes, aquellos que os anunciaron la palabra de Dios; y, considerando el fin de su vida, imitad su fe. (Hebreos 13, 7)

  • dichoso el hombre que soporta la prueba; porque si la ha superado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a los que le aman. (Santiago 1, 12)

  • Después su propio deseo, una vez consentido, engendra el pecado; y el pecado, una vez cometido, produce la muerte. (Santiago 1, 15)

  • y, después de haberla visto, se olvida en seguida de cómo era. (Santiago 1, 24)

  • La lengua es también de fuego; el mundo de la injusticia. La lengua puesta en medio de nuestros miembros infecta todo nuestro cuerpo y prende fuego al curso de nuestra vida, cuando ella está incendiada con el fuego del infierno. (Santiago 3, 6)

  • vosotros, que no sabéis qué pasará mañana. ¿Qué es vuestra vida? Sois humo, que aparece un instante y luego se disipa. (Santiago 4, 14)

  • sabed que el que hace volver a un pecador de su camino equivocado le salva de la muerte y hace desaparecer una multitud de pecados. (Santiago 5, 20)

  • antes al contrario sed santos en toda vuestra vida como es santo el que os ha llamado, (I Pedro 1, 15)

  • Sabed que habéis sido rescatados de vuestra vida estéril heredada de vuestros mayores no con bienes perecederos como el oro o la plata, (I Pedro 1, 18)

  • Igualmente, vosotros, maridos, comportaos sabiamente con vuestras esposas, como con un sexo más débil. Puesto que son herederas, con el mismo título que vosotros, del don de la vida sed respetuosos con ellas para que vuestras oraciones no encuentren obstáculos. (I Pedro 3, 7)

  • ¿Quién es el que ama la vida y quiere vivir años felices?. Guarde del mal su lengua y sus labios de palabras mentirosas. (I Pedro 3, 10)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina