28. cuando los hice entrar en la tierra que, con la mano levantada, había jurado darles, ellos, al ver cualquier colina o cualquier árbol frondoso, ofrecían allí sus sacrificios, presentaban allí sus ofrendas provocativas, depositaban allí sus perfumes de aroma agradable y derramaban allí sus libaciones.





“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina