28. cuando los hice entrar en la tierra que, con la mano levantada, había jurado darles, ellos, al ver cualquier colina o cualquier árbol frondoso, ofrecían allí sus sacrificios, presentaban allí sus ofrendas provocativas, depositaban allí sus perfumes de aroma agradable y derramaban allí sus libaciones.





“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina