5. A la hora del sacrificio de la tarde salí de mi abatimiento y, con los vestidos y el manto rasgados, me postré de rodillas, extendí mis manos hacia el Señor, mi Dios,





“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina