24. Antíoco sospechaba que lo despreciaba, y pensó que también lo recriminaba. Pero, con todo, al más joven, que quedaba todavía, no solamente le exhortaba con palabras, sino que le prometía con juramento enriquecerlo de una vez y hacerle el más feliz, y, una vez que hubiera renegado de su religión y abandonado las leyes patrias, tenerle como amigo, proveerle de todo lo necesario y darle un cargo de gobierno.





“Reze pelos infiéis, pelos fervorosos, pelo Papa e por todas as necessidades espirituais e temporais da Santa Igreja, nossa terna mãe. E faça uma oração especial por todos os que trabalham para a salvação das almas e para a glória do nosso Pai celeste.” São Padre Pio de Pietrelcina