Isaías, 30

28. Su soplo es cual corriente desbordada, que llega hasta el cuello, para cribar a las naciones con criba destructora y poner un bocado extraviador en las quijadas de los pueblos.

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Isaías 30 es un capítulo que trata la rebelión del pueblo de Judá para buscar ayuda en Egipto en lugar de confiar en Dios. El Profeta advierte que este pacto con Egipto será inútil y que la única esperanza de la gente es arrepentirse y regresar a Dios. A continuación hay cinco versículos relacionados con los temas abordados en Isaías 30:

2 Crónicas 16:7-9: "En ese momento, el vidente Hanani fue al rey Asa de Judá y le dijo:" Porque usted confió al rey de Siria y no al Señor, su Dios, el ejército del rey de Siria Te escapó de las manos. ¿No eran los etíopes y los libios un inmenso ejército, con numerosos autos de guerra y caballeros? Este versículo habla de la importancia de confiar en Dios en lugar de buscar la ayuda de alianzas políticas o militares.

Isaías 30:7: "Egipto, cuyo SIDA es inútil y vano; así que lo llamo, 'rahab, que extiende acostado'". Este versículo se refiere a Egipto como "rahab", un nombre que significa orgulloso o arrogante. Isaías afirma que el orgullo de Egipto y su confianza en su propia fuerza serán inútil antes del poder de Dios.

Jeremías 2:18: "Y ahora, ¿qué haces en los caminos de Egipto, para beber las aguas del Nilo? ¿Y qué haces en los caminos de Asiria, para beber las aguas del río Eufrates?" Este versículo muestra que el pueblo de Judá buscó ayuda tanto en Egipto como en Asiria en lugar de confiar en Dios.

Isaías 30:15: "Así dice que el soberano, el Señor, el santo de Israel: 'En arrepentimiento y descanso es su salvación, la quietud y la confianza es su vigor, pero no lo querían". En este versículo, Dios advierte al pueblo de Judá que la única esperanza para ellos es arrepentirse y confiar en él, pero se niegan a hacerlo.

Salmo 20:7: "Algunos confían en los autos y otros en los caballos, pero confiamos en el nombre del Señor, nuestro Dios". Este versículo habla sobre la importancia de confiar en Dios en lugar de confiar en cosas materiales como automóviles y caballos (o convenios políticos y militares) para nuestra seguridad y protección.