Fondare 568 Risultati per: Egipto

  • Los aliados de Egipto sucumbirán, y desde Migdol a Siene se hundirá su orgulloso poder: morirán a espada, palabra de Yavé. (Ezequiel 30, 6)

  • Sabrán que yo soy Yavé cuando prenda fuego a Egipto y sean derrotados todos sus aliados. (Ezequiel 30, 8)

  • Esto dice Yavé: Aniquilaré al ejército de Egipto por medio de Nabucodonosor, rey de Babilonia. (Ezequiel 30, 10)

  • Traeré a él y a su mundo, al sepulturero de los pueblos, para que arrase el país. Asolarán a Egipto a espada y el país quedará cubierto de víctimas. (Ezequiel 30, 11)

  • Esto dice todavía Yavé: Ya no habrá señores en Nof ni príncipes en Egipto ( ). Devastaré a Patros, quemaré Soan y castigaré a No. (Ezequiel 30, 13)

  • Desataré mi cólera en contra de Sin, la fortaleza de Egipto, y haré que desaparezca la muchedumbre de No. (Ezequiel 30, 15)

  • Le prenderé fuego a Egipto, Sin será presa de convulsiones, en No se abrirá una brecha y las aguas se escurrirán. (Ezequiel 30, 16)

  • En Tahpanés el día se convertirá en tinieblas cuando rompa el cetro de Egipto y ponga fin a su poder insolente; no saldrá de la neblina y sus ciudades sabrán lo que es la deportación. (Ezequiel 30, 18)

  • Haré que Egipto rinda cuenta y sabrán que yo soy Yavé. (Ezequiel 30, 19)

  • "Hijo de hombre, rompí el brazo del Faraón, rey de Egipto, y nadie vino a cuidarlo o a aplicarle un remedio para que tuviera fuerza para empuñar la espada. (Ezequiel 30, 21)

  • Por eso, esto dice Yavé: Me dirigiré en contra del Faraón, rey de Egipto, le romperé el brazo y haré que se le caiga la espada de la mano. (Ezequiel 30, 22)

  • Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré en su mano la espada; asolará a Egipto y se marchará con el botín. (Ezequiel 30, 24)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina