Fondare 154 Risultati per: Moab

  • Pero ellos se olvidaron de Yavé, su Dios, por lo que les entregó en manos de Sísara, jefe del ejército de Jasor, y en manos de los filisteos y del rey de Moab, que les hicieron la guerra. (1 Samuel 12, 9)

  • Cuando Saúl se sintió seguro en el trono de Israel, comenzó a combatir con todos los enemigos que tenía a la redonda: con Moab, los amonitas, Edom, Bet-Rejob, los reyes de Sobá y los filisteos; y en cualquier parte que peleaba resultaba vencedor. (1 Samuel 14, 47)

  • De allí, David se fue a Mispé de Moab y dijo al rey de Moab: «¿Podrían quedarse con ustedes mi padre y mi madre hasta que yo sepa qué va a hacer Dios conmigo?» (1 Samuel 22, 3)

  • Los dejó, pues, con el rey de Moab, con quien estuvieron todo el tiempo que David permaneció en el refugio. (1 Samuel 22, 4)

  • Aram, Moab, los amoni tas, los filisteos, Amalec, y lo que había quitado a Hadadezer, hijo de Rejob, rey de Sobá. (2 Samuel 8, 12)

  • Banaías era el hijo de Yoyada, un hombre valiente y de grandes hazañas. El dio muerte a los dos hijos de Ariel de Moab; él también bajó a un pozo un día de nevazón para matar ahí a un león. (2 Samuel 23, 20)

  • También edificó un santuario a Camos, el ídolo de Moab, en el cerro que está al oriente de Jerusalén, y otro a Milcom, dios de los amonitas. (1 Reyes 11, 7)

  • Esto sucederá porque ha adorado a Astarté, diosa de los sidonios, a Camos, dios de Moab, y a Milcom, dios de los amonitas. No ha seguido mis caminos ni ha hecho lo que me parece justo ni ha observado mis leyes y mis mandamientos como su padre David. (1 Reyes 11, 33)

  • Después de la muerte de Ajab, Moab se rebeló contra Israel. (2 Reyes 1, 1)

  • Mesa, rey de Moab, tenía rebaños de ovejas y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con su lana, (2 Reyes 3, 4)

  • pero a la muerte de Ajab, el rey de Moab se rebeló contra el de Israel. (2 Reyes 3, 5)

  • También mandó a decir a Josafat, rey de Judá: «El rey de Moab se ha rebelado contra mí, ¿quieres venir conmigo a pelear contra Moab?» Josafat le respondió: «Iré contigo, pues yo y tú somos uno solo; mis hombres y mis caballos están a tu disposición.» (2 Reyes 3, 7)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina