Fondare 77 Risultati per: cedros del Líbano

  • Pedirá cuentas a los cedros del Líbanoelevados y altaneros, y a las encinas de Basán, (Isaías 2, 13)

  • «Si se han venido abajo los ladrillos, edificaremos con piedras labradas; si han cortado los sicómoros, los reemplazaremos con cedros.» (Isaías 9, 9)

  • y el líbano tan nombrado se viene abajo. (Isaías 10, 34)

  • Aun los cipreses y los cedros del Líbano se alegran, diciendo: «Desde que estás en la tumba, ya no tenemos que temer al leñador.» (Isaías 14, 8)

  • Falta muy poco tiempo para que el Líbano se convierta en un jardín y que el jardín, en cambio, pase a ser un zarzal. (Isaías 29, 17)

  • La tierra está de luto y se muere, el Líbano ha sido humillado y queda árido, el Sarón parece un desierto, y un peladero, el Basán y el Carmelo. (Isaías 33, 9)

  • Que se llene de flores como junquillos, que salte y cante de contenta, pues le han regalado el esplendor del Líbano y el brillo del Carmelo y del Sarón. Ellos a su vez verán el esplendor de Yavé, todo el brillo de nuestro Dios. (Isaías 35, 2)

  • Por boca de tus mensajeros has insultado a Yavé; «Con mis innumerables carros -dijiste, he subido a las más altas montañas, en las faldas del Líbano. He cortado sus altos bosques de cedros y sus cipreses más hermosos, He llegado hasta su más remotos escondites, hasta sus frondosas selvas. (Isaías 37, 24)

  • El Líbano no sirve para encender su hoguera, y sus animales no alcanzan para quemarlos en su templo. (Isaías 40, 16)

  • Plantaré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivares. En la estepa plantaré cipreses, olmos y alerces (Isaías 41, 19)

  • A ti llegará lo mejor del Líbano, con el ciprés, el olmo y el alerce, para adornar mi Lugar Santo y honrar la Casa donde yo resido. (Isaías 60, 13)

  • ¿Han visto ustedes que haya desaparecido de las altas cumbres la nieve del Líbano, o que se hayan secado las aguas poderosas, frescas y corrientes? (Jeremías 18, 14)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina