Fondare 2274 Risultati per: �Cuándo

  • Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú. Por ello lo llamaron Jacob. Cuando nacieron, Isaac tenía sesenta años. (Génesis 25, 26)

  • Ya hacía bastante tiempo que se encontraba allí, cuando Abimélec, el rey de los filisteos, al mirar por la ventana, vio que Isaac estaba acariciando a su esposa Rebeca. (Génesis 26, 8)

  • Pero cuando los servidores de Isaac, que habían estado cavando en el valle, encontraron un manantial, (Génesis 26, 19)

  • Cuando Esaú cumplió cuarenta años, se casó con Judit, hija de Beerí, el hitita, y con Basmat, hija de Elón, el hitita. (Génesis 26, 34)

  • Cuando Isaac envejeció, sus ojos se debilitaron tanto que ya no veía nada. Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: "¡Hijo mío!". "Aquí estoy", respondió él. (Génesis 27, 1)

  • Rebeca había estado escuchando cuando Isaac hablaba con su hijo Esaú. Y apenas este se fue al campo a cazar un animal para su padre, (Génesis 27, 5)

  • Y no lo reconoció, porque sus manos estaban cubiertas de vello, como las de su hermano Esaú. Sin embargo, cuando ya se disponía a bendecirlo, (Génesis 27, 23)

  • Cuando él se acercó para besarlo, Isaac percibió la fragancia de su ropa. Entonces lo bendijo diciendo: "Sí, la fragancia de mi hijo es como el aroma de un campo que el Señor ha bendecido. (Génesis 27, 27)

  • Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano. Pero cuando te rebeles, lograrás sacudir su yugo de tu cuello". (Génesis 27, 40)

  • Cuando contaron a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor, ella mandó llamar a Jacob, su hijo menor y le dijo: "Tu hermano te quiere matar para vengarse de ti. (Génesis 27, 42)

  • Solamente cuando estaban reunidos todos los pastores, podían correrla para dar de beber a los animales. Luego la volvían a poner en su lugar, sobre la boca del pozo. (Génesis 29, 3)

  • Todavía estaba hablando con ellos, cuando llegó Raquel, que era pastora, con el rebaño de su padre. (Génesis 29, 9)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina