Fondare 244 Risultati per: José

  • por la tribu de Isacar, Igal, hijo de José; (Números 13, 7)

  • por la tribu de José, o sea, por la tribu de Manasés, Gadí, hijo de Susí; (Números 13, 11)

  • Los descendientes de José fueron Manasés y Efraím con sus clanes. (Números 26, 28)

  • Estos eran los clanes de Efraím, según el censo: 32.500 hombres. Todos estos eran los clanes de los hijos de José. (Números 26, 37)

  • Entonces se acercaron las hijas de Selofjad, hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. Selofjad había pertenecido a los clanes de Manasés, hijo de José, y sus hijas se llamaban Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. (Números 27, 1)

  • Así Moisés asignó a los gaditas, a los rubenitas y a la mitad de la tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán: el territorio con sus diversas ciudades y el territorio de los poblados vecinos. (Números 32, 33)

  • por los hijos de José, por la tribu de los hijos de Manasés, el jefe Janiel, hijo de Efod; (Números 34, 23)

  • Los jefes de familia del clan de los descendientes de Galaad –hijo de Maquir, hijo de Manasés, uno de los clanes de los descendientes de José– se presentaron delante de Moisés y de los principales jefes de familia de Israel y les dijeron: (Números 36, 1)

  • Entonces Moisés, por orden del Señor, dio estas instrucciones a los israelitas: La tribu de los descendientes de José tiene razón. (Números 36, 5)

  • Después de cruzar el Jordán, las tribus de Simeón, Leví y Judá, Isacar, José y Benjamín, estarán en el monte Garizím, para proclamar la bendición al pueblo; (Deuteronomio 27, 12)

  • Dijo acerca de José: "Que el Señor bendiga su tierra con el más excelente don del cielo -el rocío- y con el océano que se extiende por debajo; (Deuteronomio 33, 13)

  • con la fecundidad de la tierra y con su plenitud, y con el favor del que mora en la Zarza. Que todo esto descienda sobre la cabeza de José, sobre la frente del consagrado entre sus hermanos. (Deuteronomio 33, 16)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina