Fondare 176 Risultati per: Judas

  • "Los judíos llamados asideos, capitaneados por Judas Macabeo, fomentan la guerra y las sediciones, y no dejan que el reino viva en paz. (II Macabeos 14, 6)

  • Ciertamente, mientras Judas viva, es imposible que el Estado goce de paz". (II Macabeos 14, 10)

  • Apenas Álcimo pronunció estas palabras, los demás Amigos del rey que eran hostiles a Judas, se apresuraron a incitar aún más a Demetrio. (II Macabeos 14, 11)

  • con la orden de matar a Judas y dispersar a sus partidarios, restableciendo a Álcimo como Sumo Sacerdote del Templo más excelso. (II Macabeos 14, 13)

  • Los paganos que habían huido de Judea por temor a Judas, se unieron en masa a Nicanor, pensando que los infortunios y las derrotas de los judíos serían sus propias victorias. (II Macabeos 14, 14)

  • Simón, el hermano de Judas, había entrado en combate con Nicanor, pero sufrió un ligero revés a causa del ataque sorpresivo de los enemigos. (II Macabeos 14, 17)

  • Nicanor, enterado de la audacia de los hombres de Judas y del valor con que defendían a su patria, temió definir la situación de una manera sangrienta. (II Macabeos 14, 18)

  • Judas distribuyó algunos hombres armados en puntos estratégicos, por si se producía inesperadamente algún ataque a traición por parte de los enemigos. Sin embargo, la entrevista se realizó normalmente. (II Macabeos 14, 22)

  • Se veía constantemente con Judas y sentía por él un sincero aprecio; (II Macabeos 14, 24)

  • le aconsejó que se casara y que tuviera hijos. Judas se casó y vivió tranquilamente, disfrutando de la vida. (II Macabeos 14, 25)

  • Cuando Álcimo vio la comprensión que reinaba entre ellos, consiguió una copia del pacto celebrado y se presentó ante Demetrio, diciéndole que Nicanor abrigaba sentimientos contrarios a los intereses del Estado, ya que había nombrado lugarteniente suyo a Judas, el rival de su reino. (II Macabeos 14, 26)

  • Cuando este advirtió que Judas se había burlado de él tan hábilmente, se presentó en el augusto y santo Templo, mientras los sacerdotes ofrecían los sacrificios rituales y les exigió que le entregaran a aquel hombre. (II Macabeos 14, 31)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina