Fondare 677 Risultati per: Manos

  • Entonces, fabricaron un ternero de oro, ofrecieron un sacrificioal ídolo y festejaron la obra de sus manos. (Hechos 7, 41)

  • ¿No fueron acaso mis manos las que hicieron todas las cosas? (Hechos 7, 50)

  • Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo. (Hechos 8, 17)

  • Al ver que por la imposición de las manos de los Apóstoles se confería el Espíritu Santo, Simón les ofreció dinero, (Hechos 8, 18)

  • diciéndoles: «Les ruego que me den ese poder a mí también, para que aquel a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo». (Hechos 8, 19)

  • Él está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista». (Hechos 9, 12)

  • Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saulo, hermano mío, el Señor Jesús -el mismo que se te apareció en el camino- me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo». (Hechos 9, 17)

  • De pronto, apareció el Ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El Ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: «¡Levántate rápido!». Entonces las cadenas se le cayeron de las manos. (Hechos 12, 7)

  • Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora sé que realmente el Señor envió a su Ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío». (Hechos 12, 11)

  • Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. (Hechos 13, 3)

  • El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra. (Hechos 17, 24)

  • Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. (Hechos 17, 25)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina