Fondare 33 Risultati per: Masa

  • Los paganos que habían huido de Judea por temor a Judas, se unieron en masa a Nicanor, pensando que los infortunios y las derrotas de los judíos serían sus propias victorias. (II Macabeos 14, 14)

  • Nicanor vivía en Jerusalén sin molestar a nadie: incluso, licenció a las tropas que se le habían incorporado en masa. (II Macabeos 14, 23)

  • Palabras de Agur, hijo de Iaqué, de Masá. Oráculo de este gran hombre: ¡Me he fatigado, Dios, me he fatigado, Dios, y estoy exhausto! (Proverbios 30, 1)

  • Palabras de Lemuel, rey de Masá, que le inculcó su madre: (Proverbios 31, 1)

  • Solamente brillaba para ellos una masa de fuego que se encendía por sí misma, sembrando el terror, y una vez desaparecida aquella visión, quedaban aterrados y consideraban lo que habían visto peor de lo que era. (Sabiduría 17, 6)

  • La arena, la sal y una masa de hierro pesan menos que un hombre sin inteligencia. (Eclesiástico 22, 15)

  • Por su palabra, las aguas se detuvieron como una masa; por una de sus órdenes, se formaron los depósitos de agua. (Eclesiástico 39, 17)

  • Sopla el viento frío del norte y el hielo se congela sobre el agua, se posa sobre toda masa de agua y la reviste como de una coraza. (Eclesiástico 43, 20)

  • Oráculo sobre el valle de la Visión. ¿Qué es lo que te sucede para que subas en masa a las azoteas, (Isaías 22, 1)

  • También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte del hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez del hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla; (Daniel 2, 41)

  • Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el hierro no se mezcla con la arcilla. (Daniel 2, 43)

  • quemen masa fermentada en acción de gracias, proclamen públicamente sus ofrendas voluntarias, ya que es eso lo que les gusta, israelitas, -oráculo del Señor-. (Amós 4, 5)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina