Fondare 149 Risultati per: Metros

  • La pared exterior, que correspondía a las habitaciones en dirección al atrio exterior, tenía un largo de veinticinco metros sobre el frente de las habitaciones. (Ezequiel 42, 7)

  • Porque el largo de las habitaciones que daban al atrio exterior era de veinticinco metros, mientras que las que daban al frente del Templo tenían cincuenta metros. (Ezequiel 42, 8)

  • Midió con la vara de medir el lado oriental: doscientos cincuenta metros. Se volvió (Ezequiel 42, 16)

  • y midió el lado septentrional: doscientos cincuenta metros. Se volvió (Ezequiel 42, 17)

  • hacia el lado meridional y lo midió: doscientos cincuenta metros. (Ezequiel 42, 18)

  • Se volvió hacia el lado occidental y lo midió: doscientos cincuenta metros. (Ezequiel 42, 19)

  • Él midió los cuatro costados, y allí había un muro circundante de doscientos cincuenta metros de largo por doscientos cincuenta de ancho, para separar lo sagrado de lo profano. (Ezequiel 42, 20)

  • desde el basamento sobre el suelo hasta la plataforma inferior, un metro de alto y medio de ancho; y desde la plataforma pequeña hasta la plataforma más grande, dos metros de alto y uno de ancho. (Ezequiel 43, 14)

  • Desde allí hasta el ara del altar había dos metros, y por encima de ella sobresalían cuatro cuernos. (Ezequiel 43, 15)

  • El ara medía seis metros de largo por seis de ancho: era un cuadrado perfecto. (Ezequiel 43, 16)

  • La plataforma superior era un cuadrado de siete metros de largo por siete de ancho, con un reborde de veinticinco centímetros. La fosa circundante era de medio metro, y sus gradas estaban vueltas hacia el oriente. (Ezequiel 43, 17)

  • Cuando ustedes hagan el sorteo para repartirse el país en herencia, reservarán un tributo para el Señor, una fracción santa de territorio, de doce mil quinientos metros de largo por diez mil de ancho. Ese territorio será santo en toda su extensión. (Ezequiel 45, 1)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina