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  • Recogerás además un pan redondo, una torta cocida en aceite y una galleta de la canasta de los panes ácimos, que está delante del Señor; (Exodo 29, 23)

  • Recogerás nuevamente todo esto y lo quemarás sobre el altar junto con el holocausto, como perfume agradable al Señor. Esta es una ofrenda que se quema para el Señor. (Exodo 29, 25)

  • Todos los primogénitos me pertenecen. Los primogénitos de tu ganado mayor y menor, si son machos, serán para mí. (Exodo 34, 19)

  • Al primogénito del asno, en cambio, lo rescatarás con un cordero, y si no lo rescatas, deberás desnucarlo. También rescatarás a todos los primogénitos entre tus hijos. Y nadie se presentará delante de mí con las manos vacías. (Exodo 34, 20)

  • Hizo, además, todos los utensilios del altar: los recipientes para recoger las cenizas, las palas, los aspersorios, los tenedores y los braseros. Todos estos utensilios los hizo de bronce. (Exodo 38, 3)

  • La plata recogida entre los miembros de la comunidad que habían sido censados, ascendió a cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, en siclos del Santuario, (Exodo 38, 25)

  • El sacerdote se vestirá con su túnica de lino y se cubrirá con pantalones de lino. Luego recogerá las cenizas a que habrá quedado reducido el holocausto por la acción del fuego, y las depositará a un costado del altar. (Levítico 6, 3)

  • El objeto sobre el que caiga alguno de esos cadáveres, será impuro. Si se trata de un horno o de un fogón, tendrán que ser derribados: son impuros, y ustedes tendrán que considerarlos como tales. (Levítico 11, 35)

  • Sin embargo, la fuente o la cisterna donde se recoge el agua, permanecerá pura, pero el que toque uno de esos cadáveres será impuro. (Levítico 11, 36)

  • En el momento de recoger la cosecha, no segarás todo el campo hasta sus bordes, ni volverás a buscar las espigas que queden. (Levítico 19, 9)

  • No sacarás hasta el último racimo de tu viña ni recogerás los frutos caídos, sino que los dejarás para el pobre y el extranjero. Yo soy el Señor, tu Dios. (Levítico 19, 10)

  • En el momento de recoger la cosecha de tu tierra, no segarás todo el campo hasta sus bordes, ni volverás a buscar las espigas caídas: las dejarás para el pobre y el extranjero. Yo soy el Señor, tu Dios. (Levítico 23, 22)


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