Fondare 259 Risultati per: carne prohibida

  • Incluso antes que se quemara la grasa, venía el servidor del sacerdote y decía a la persona que ofrecía el sacrificio: "Dale al sacerdote carne para asar; él no aceptará de ti carne cocida, sino sólo cruda". (I Samuel 2, 15)

  • Entonces le avisaron a Saúl: "El pueblo está pecando contra el Señor, porque come carne con sangre". Él replicó: "¡Ustedes son unos traidores! Hagan rodar hasta aquí, ahora mismo, una piedra bien grande". (I Samuel 14, 33)

  • Luego añadió: "Dispérsense entre el pueblo y díganle que me traiga cada uno su buey o su oveja. Degüéllenlos aquí y coman; pero no pequen contra el Señor comiendo carne con sangre". Esa noche, cada uno llevó el buey que tenía a mano y lo degollaron en aquel lugar. (I Samuel 14, 34)

  • Luego le dijo: "Ven aquí, y daré tu carne a los pájaros del cielo y a los animales del campo". (I Samuel 17, 44)

  • Los cuervos le traían pan por la mañana y carne por la tarde, y él bebía del torrente. (I Reyes 17, 6)

  • Eliseo dio media vuelta, tomó la yunta de bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio. (I Reyes 19, 21)

  • Y el Señor también ha hablado contra Jezabel, diciendo: Los perros devorarán la carne de Jezabel en la parcela de Izreel. (I Reyes 21, 23)

  • Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal sobre su carne, y ayunó. Se acostaba con el sayal y andaba taciturno. (I Reyes 21, 27)

  • Luego subió a la cama, se acostó sobre el niño y puso su boca, sus ojos y sus manos sobre la boca, los ojos y las manos del niño; permaneció recostado sobre él y la carne del niño entró en calor. (II Reyes 4, 34)

  • Eliseo mandó un mensajero para que le dijera: "Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarás limpio". (II Reyes 5, 10)

  • Entonces bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio. (II Reyes 5, 14)

  • Al oír las palabras de aquella mujer, el rey rasgó sus vestiduras; y como pasaba sobre el muro, la gente vio el cilicio que llevaba sobre su carne. (II Reyes 6, 30)


“Amemos ao próximo. Custa tão pouco querer bem ao outro.” São Padre Pio de Pietrelcina