Fondare 684 Risultati per: castigo de Egipto

  • Luego impuso a José el nombre de Safnat Panéaj, y le dio por esposa a Asnat, la hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. Y José fue a recorrer el país de Egipto. (Génesis 41, 45)

  • Cuando se puso al servicio del Faraón, rey de Egipto, José tenía treinta años. José se alejó de la presencia del Faraón e hizo un recorrido por todo el territorio de Egipto. (Génesis 41, 46)

  • Entonces terminaron los años en que Egipto gozó de abundancia, (Génesis 41, 53)

  • y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos. (Génesis 41, 54)

  • Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre asolaba toda la tierra. (Génesis 41, 57)

  • Cuando Jacob se enteró de que en Egipto vendían cereales, preguntó a sus hijos: "¿Por qué se quedan ahí, mirándose unos a otros?". (Génesis 42, 1)

  • Luego añadió: "He oído que en Egipto venden cereales. Vayan allí y compren algo para nosotros. Así podremos sobrevivir y no moriremos". (Génesis 42, 2)

  • Entonces, diez de los hermanos de José bajaron a Egipto para abastecerse de cereales; (Génesis 42, 3)

  • Y cuando se agotaron los víveres que habían traído de Egipto, su padre les dijo: "Regresen a Egipto a comprarnos un poco de comida". (Génesis 43, 2)

  • Ellos recogieron los regalos, tomaron una doble cantidad de dinero, y bajaron a Egipto llevándose a Benjamín. En seguida fueron a presentarse delante de José, (Génesis 43, 15)

  • Ha sido Dios, y no ustedes, el que me envió aquí y me constituyó padre del Faraón, señor de todo su palacio y gobernador de Egipto. (Génesis 45, 8)

  • Vuelvan cuanto antes a la casa de mi padre y díganle: ‘Así habla tu hijo José: Dios me ha constituido señor de todo Egipto. Ven ahora mismo a reunirte conmigo. (Génesis 45, 9)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina