Fondare 20 Risultati per: duró
A partir de ese momento, los amonitas oprimieron duramente a los israelitas que vivían al otro lado del Jordán, en el país de los amorreos de Galaad. La opresión duró dieciocho años. (Jueces 10, 8)
Pero ella le estuvo encima llorando los siete días que duró la fiesta, y él, ante tanta insistencia, al séptimo día le dio la solución. Ella se la comunicó a sus compatriotas. (Jueces 14, 17)
Los filisteos se alinearon en orden de batalla frente a Israel, y se entabló un duro combate. Israel cayó derrotado delante de los filisteos, y unos cuatro mil hombres fueron muertos en el frente de batalla, en campo abierto. (I Samuel 4, 2)
Cuarenta años duró su reinado sobre Israel: reinó siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. (I Reyes 2, 11)
Hubo entonces mucha hambre en Samaría, y el asedio era tan duro que una cabeza de asno valía ochenta siclos de plata, y unos puñados de estiércol de paloma, cinco siclos de plata. (II Reyes 6, 25)
Cuarenta años duró su reinado sobre Israel. Reinó siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. (I Crónicas 29, 27)
Lo que se preparaba cada día -un buey, seis carneros escogidos y algunas aves- corría por mi cuenta; y cada diez días, se traían odres de vino en cantidad. Sin embargo, nunca exigí el impuesto debido al gobernador, porque el pueblo ya debía soportar un duro trabajo. (Nehemías 5, 18)
Su corazón es duro como una roca, resistente como una piedra de molino. (Job 41, 16)
Los hombres de Judas también tocaron las trompetas y la tierra tembló por el estruendo de los ejércitos. La lucha se inició al amanecer y duró hasta la tarde. (I Macabeos 9, 13)
Incluso cuando se desencadenó sobre tu pueblo el furor terrible de animales feroces, y ellos perecían por la mordedura de serpientes huidizas, tu ira no duró hasta el extremo. (Sabiduría 16, 5)
También los justos experimentaron la muerte, y una multitud fue masacrada en el desierto. Pero la ira divina no duró mucho tiempo, (Sabiduría 18, 20)
¡Qué duro es para un hombre sensible que le reprochen la hospitalidad y le echen en cara una deuda! (Eclesiástico 29, 28)